domingo, 31 de octubre de 2010

fear, it's inside ME


[Relato Halloween]
No podía mirar hacia atrás, debía correr lo más rápido posible, debía correr si quería escapar, si quería continuar viviendo...




Todos mis amigos, todo el campamento, todo estaba muerto.
No podía más y todavía sentía sus pasos detrás mía, me dolían los pies, pero no podía parar, cruzando aquel bosque todo parecía irreal, era como si fuera una simple espectadora, me podía ver a mi misma corriendo y corriendo, hasta que sentí que los pies no podían andar más y tropecé, entonces todo se volvió tan real, él estaba ahí, cuchillo en mano, acercándose con una paciencia inmensurable, y yo intentaba gritar, pero el miedo me ahogaba los gritos, era mi final...

- Vamos Nancy levántate – dijo una voz familiar, una voz fuera de aquella pesadilla, abrí los ojos y suspiré, había sido todo un sueño, como siempre.
- Vamos Nancy levántate que el desayuno te esta esperando – volvió a repetir mi madre con un cierto toque musical.

Me incorporé en mi cama y me aparte los pelos de la cara, estaba sudando, observe mi habitación, los recortes y las fotografías llenaban el espejo, la ropa del lunes seguía tirada en la moqueta. Me levanté y fui directa a mi ropero, cogí lo primero que encontré, un mono y una camiseta rosa, baje las escaleras y me dirigí a la cocina a la vez que recogía mi pelo moreno con una pinza.

- Venga, come antes de que tu hermano arrase con todo – dijo mi madre acercándose hacía mi y dándome un beso en la mejilla – Oh! Cariño estas sudando.
- ¿Otra vez esas pesadillas? – pregunto mi padre apareciendo de detrás de un periódico.

Me senté al lado de mi hermano y llené mi bol primero de cereales y luego de leche, no quería darle importancia al asunto, no quería que se preocuparan por mi así que forcé una sonrisa y dije:

- Solo son sueños papá, no te preocupes.
- Lo se, lo se – dijo mi padre doblando el periódico en dos – Pero esos sueños no te dejan descansar adecuadamente y ya estamos en los exámenes finales.
- Y que no se te olvide que hoy tienes sesión con el Dr. Loomis.

Afirme con la cabeza mientras intentaba comer algo, Loomis era mi psiquiatra, el único en quien confiaba todos mis detalles sobre mis pesadillas, en verdad, mi única pesadilla que se repetía una tras otra, una tras otra. En su oficina me sentía cómoda y segura, me sentía dentro de mis cabales. Mis padres ya estaban entablando una conversación, por lo que parecía era otra discusión, pero no les oía estaba en mi mente y de pronto lo vi allí de pie asomado en la ventana de la cocina, alzando un cuchillo, suspiré y cerré los ojos con fuerza, cuando los abrí ya no estaba, ni él, ni mis padres, se habrían marchado, así que recogí mi mochila y una bolsa de deporte y me puse camino al instituto. En el parking se encontraban casi todos los compañeros de mi clase con los libros abiertos, se notaba el nerviosismo, se notaba tanto que podías cortarlo con un cuchillo si querías. Sonreí un poco sarcástica, mis comentarios eran muy apropiados, soñando con un hombre con cuchillo y yo realizando metáforas relacionadas con cuchillos.

- Nancy – dijo una voz aguda muy conocida, era Neve, mi amiga de la infancia, rubia, alta y animadora, se encontraba junto a las demás chicas de mi clase.
- Ayer no viniste a los ensayos – dijo Neve, si, yo también era animadora – Te necesitábamos.
- Lo siento pero había que estudiar, geometría me puede – dije con una sonrisa.
- Esta bien – dijo Neve poniendo mofletes - ¿Y esta tarde? Hemos quedado en el mall – me cogió de la mano – Tengo que presentarte a un chico – dijo con una sonrisa picarona mientras se oían risas de las chicas.
- ¿Atlético? ¿Jugador de Fútbol? No, gracias Nev, además tengo cosas que hacer.

Neve me miró con odio y se cruzo de brazos:

- Estas muy rara, desde hace ya unos meses, todas lo pensamos. – luego miró a las demás chicas – Hace semanas que no vienes a los ensayos, ya no quedas con nosotras y ya no te interesan los jugadores de Fútbol ¿Qué te ocurre?

Ya estábamos otra vez, estaba harta de esa conversación, así que puse la excusa de siempre:

- Los finales me estresan demasiado, además mis padres últimamente tienen demasiado trabajo así que hago de niñera casi todos los días
- Pues si no te espabilas que sepas que seras expulsada del equipo – dijo una de las chicas, todas se sorprendieron – Es lo que queremos decirte desde hace tiempo.

Yo veo psicópatas por todos lados y a ellas lo único que les importaba era el maldito equipo de animadoras. Cogí con fuerza la bolsa de deporte que llevaba en una mano y se la di agresivamente a Neve:

- Pues toma el estúpido uniforme – dije marchándome de allí.

Los exámenes pasaban rápidamente, uno tras otro, cuanto más tiempo pasaba mi vejiga más se llenaba, con todo el enredo de la discusión no había ido al servicio, así que en un descanso entre examen y examen me dirigí al servició, el de chicas tenía cola y no podía aguantar así que me dirigí al de chicos, daba asco solo entrar, entre en un cubículo. Gasté todo el rollo para rodear la tapa del servicio, los lavabos siempre estaban asquerosos, y me senté mirando las pintadas de la puerta del cubículo, como siempre habían nombres, fechas y números de móvil acompañados de “Para follar cuando quieras” y tonterías como esas. De pronto, los fluorescentes del baño parpadearon, mire hacia arriba y vi a una mosca volar alrededor de una de las luces, de pronto, todo se volvió oscuro, me levante del retrete y me subí el mono en seguida, fui a abrir la puerta, pero, estaba cerrada, quité el pestillo y nada, no podía salir, mi mirada se dirigió hacia abajo y pude distinguir dos zapatos negros que se encontraban a través de la puerta, em retire un paso y me quede mirando la puerta en silencio, cerré los ojos y empecé a escuchar que golpeaban la puerta cada vez con más fuerza, di otro paso hacía atrás y tropecé con el inodoro cayendo y sentándome encima de él, aun con los ojos cerrados, seguían y seguían golpeando la puerta cada vez con más fuerza, podía oír como la puerta temblaba y como la carcoma estaba a punto de ceder “¡Para!” es lo único que salía de mi boca un “¡Para!” frágil y asustado, pero cada vez más agudo. Los golpes ya eran desmesurados y escuchaba como el cubículo entero temblaba. “¡Para!” era lo único que podía decir, me encogí en la tapa del vater cogiéndome las rodillas y escondiendo mi cara entre ellas.
- ¡Paraaa! – dije por ultima vez antes de abrir los ojos, al abrirlos, los golpes pararon y los fluorescentes se encendieron uno a uno. Suspiré.

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the boy who must not fall in love.


Más allá del castillo de los goblins, pasando por la torre de marfil, en lo profundo del lago del abismo, yace aquel niño sin amor.
Ese niño no era amado y lo único que conocía eran los susurros de las sirenas del lago, aquellas sirenas que nadaban sobre su cabeza riendo, ellas de ojos saltones y escamas verdes mantenían al niño encadenado desde los confines de los tiempos, era la misión de su clan. El niño solo recibía algas y consejos para sobrevivir, las sirenas le advertían de los peligros de fuera ¿Pero es que había vida sin agua?

El niño no pensaba sobre el exterior, los consejos solo le molestaban, cuanto más hablaban sobre el exterior más quería permanecer. Pero el agua es un potente y caprichoso elemento y desde sus confines, mucho antes de que las madres y las abuelas de esas sirenas lo custodiaran; mucho antes, se empezó a crear una grieta en una de sus cadenas, una grieta en el sitio menos indicado se podría decir, esa grieta, un día como otro cualquiera, cogió fuerza y libero una de las manos del muchacho. El niño sintió la corriente del agua sobre su muñeca izquierda, un lugar que no recordaba esa sensación, un lugar incluso más pálido que el resto de su piel. El niño miro en ese instante hacia arriba, muy en lo alto se podía distinguir la entrada de luces , veía como las sirenas rodeaban esos halos de luz y ¡desaparecían! al impulsarse hacia arriba y volvían a aparecer segundos después, parecían divertirse, entonces el niño comenzó a preguntarse si el exterior era tan terrible como las leyendas de las sirenas contaban.

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miércoles, 27 de octubre de 2010

Hi people!


En la biblioteca hay silencio,
pero a la vez se escucha de todo,
cosas minucias, cosas no importantes.
Escucho el ruido de las hojas bailando
y el de las teclas hundidas...
ME SIENTO COMO UN NINJA!

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